La Vitamina C o ácido ascórbico, es una substancia blanca, cristalina e hidrosoluble que se encuentra en las frutas cítricas. Como antioxidante, la vitamina C elimina los radicales libres del cuerpo y protege a los órganos del estrés oxidativo. La vitamina C también fomenta la absorción de hierro, al tiempo que impide su oxidación. La vitamina C es un cofactor de la formación de colágeno, el tejido conector que sostiene a las paredes arteriales, huesos, piel y dientes. Una de las actividades principales con las que ayuda al sistema inmunitario es el incremento de los niveles de glutatión en los linfocitos, que forman en torno al 25% de los glóbulos blancos de la sangre.
Los niveles más altos de vitamina C en el cuerpo se encuentran en las glándulas suprarrenales. Durante los periodos de estrés se requieren en cantidades mayores. También resulta necesaria una ingesta mayor de vitamina C cuando el cuerpo se expone al estrés causado por las comidas pesadas, el tabaco, las deficiencias inmunitarias, las temperaturas extremas y el uso crónico de medicamentos tales como la aspirina. Puesto que los humanos no producimos vitamina C de forma interna, debemos obtenerla por fuentes dietéticas o suplementos. Esta vitamina es hidrosoluble y el cuerpo la elimina rápidamente, limitando con ello su eficacia.
Afortunadamente, el antioxidante flavonoide conocido como dihidroquercetina se postula como solución. Los estudios demuestran que la dihidroquercetina ayuda a mantener su concentración y la recicla por todo el cuerpo. La Vitamina C con Dihidroquercetina se ha formulado para aquellos que buscan una óptima eficacia y protección antioxidante de los suplementos de vitamina C.
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